LA PILETA CHICA

Cuántos recuerdos. A fines de 1967, quienes por ese entonces nos conducían se fijaron como objetivo ascender al año siguiente a Primera División. Hacía cinco años que el club había perdido un ascenso que parecía concretado y se empezó a frustrar en un insólito partido contra Matreros en la cancha del SIC.

1968 debe ser el año!!, nos propusieron nuestros líderes mayores. Pero nada se consigue sin esfuerzo, así que nos convocaron a empezar los entrenamientos en enero y contrataron al profesor Buby Russo para hacernos sudar la gota gorda y ponernos en un estado físico que nunca habíamos alcanzado con nuestros habituales entrenamientos light. 

Como el esfuerzo que nos pedían parecía demasiado duro, por no decir imposible, nos convencieron con un dulce motivador. Tranquilos dijeron los líderes, van a tener una gratificación cuando vuelvan de correr los kilómetros hasta la Panamericana con el profe Russo. Van a tener una pileta de natación para aliviar los dolores y hacer placentera la visita en el verano a las inhóspitas instalaciones de ese entonces. Y lo que nos parecía un simple truco para generarnos un autoengaño, TERMINÓ SIENDO VERDAD.

En enero estaba lista la pileta que por ese entonces nos parecía un verdadero lujo a los poco más de 25 jugadores que conformaba nuestro plantel superior. Ese año no pudimos, pero al siguiente se hizo realidad y desde 1969 Alumni es de primera.

Hoy, más de medio siglo después, ese pequeño riñón de lo que era un incipiente proyecto de club, simbólicamente pasará a ser la nueva entrada hacia el imponente “Quincho Nuevo”, ejemplo del progreso y de la magnífica escala de los proyectos de un club consolidado.